viernes, 29 de enero de 2010

Volviendo a Baroja


Dice Baroja en uno de sus relatos: ¿Por qué lloran los hombres cuando nacen? ¿Será que la nada, de donde llegan, es más dulce que la vida que se les presenta?

Habla el escritor en boca de uno de sus personajes, un viejo médico de pueblo que recuerda el día que asisitió al nacimiento de una muchacha de la región: " (...) te llaman Mari-Belcha, y eres blanca como los corderillos cuando salen del lavadero, y rubia como las mieses doradas del estío...".

Seguramente Baroja rememoraba un episodio de juventud poniéndose en la piel del médico que hubiera podido llegar a ser. ¡Qué más da! Es difícil imaginar que este personaje, como cualquier otro que aparece en las novelas del escritor, no se haya basado en un ser de carne y hueso.

Sea como fuere, es una suerte que el bueno de don Pío se dedicara completamente a la escritura, o lo que es lo mismo, renunciara en parte a vivir su vida para dotar de realidad a sus personajes. Da la sensación de que la filosofía de Baroja se encuentra en la vida de sus personajes, que éstos sí, más que el mismo escritor, son fieles a su propia manera de pensar y actuar.

En fin, nunca está de más hablar de la producción literaria de Baroja, que es sin duda más interesante que la vida del escritor. En esto me recuerda a Schopenhauer, otro brillante pesimista que entre el dolor y el aburrimiento se decantó probablemente por lo segundo.

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