lunes, 26 de octubre de 2009

A vueltas con la casualidad


En el penúltimo post de su blog "Dragolandia", el escritor Fernando Sánchez Dragó comenta unos e-mails que ha recibido tras la publicación de una foto suya en el periódico, en la que sale con su mujer en una pose un tanto transgresora: "La gente saca punta a cualquier cosa. No falta a los autores de estos textos lo que Pascal llamaba 'esprit de finesse'. Bienvenido sea frente al "de geometrie" que todo lo invade en estos tiempos. Sincronicidad, decía Jung. Situaciones de emergencia espiritual, corroboraba Grof. Fenómenos de convergencia, añado yo".

Y casi al final del texto, apunta: "Sincronías, fenómenos de convergencia: nada rejuvenece tanto como volver a empezar. Quien pierde su agenda, como yo acabo de hacerlo, convierte su vida en una página en blanco. Sensación de libertad: la de echarse al camino, como decía Baroja al comienzo de sus memorias, silbando y con la chaqueta al hombro. Todo por delante, todo por hacer, nada que deshacer. 'Incipit vita nova'."

Qué rara es la casualidad. Está claro que sólo encontramos aquello que busca nuestro inconsciente, esa suerte de voluntad que controla una parte recóndita de nuestro cerebro y que decide en última instancia por nosotros. Nada hay de mágico en esos fenómenos de convergencia a los que alude el escritor. Yo lo veo de esta manera: Dragó pierde su agenda en un tren, y como está bastante fastidiado, hace un llamamiento a los lectores a través de su blog.

Para mí, el escritor está buscando la casualidad, apelando al azar de todos los modos posibles a ver si suena la flauta. Y claro, no puede evitar sacar el tema de la sincronicidad. Pero primero necesita hablar de otra cosa para que no sé note mucho lo que realmente pretende, y por eso hace alusión a unos comentarios que alguien le hizo a propósito de la foto que sale en un periódico. Claro, no podría decir en su blog: "Qué rabia, perdí la agenda el otro día y no sé que hacer". Le da la vuelta a la tortilla y, tras decir donde y cuando se dejó exactamente dicha agenda, considera que en cualquier caso perderla es una cosa magnífica (con cita a Baroja, siempre al quite). Sea como fuere, el mensaje S.O.S está lanzado, a ver si ahora la suerte sonríe al escritor, y por "casualidades de la vida", alguien encuentra la agenda de marras.

Por mi parte, he encontrado con esto un argumento para volver a reflexionar sobre la sincronicidad, que es un fenómeno que durante un tiempo me ha dado muchos quebraderos de cabeza. A veces me ha pasado que, caminando por la calle, he pensado en alguien de forma caprichosa, alguien a quien no he visto en semanas o meses. Cuando esa persona ha aparecido de repente, a la vuelta de la esquina, y me ha ocurrido varias veces, me ha dado por pensar cosas raras. Nada puede haber de mágico o sobrenatural en todo esto y, sin embargo, es como si, de vez en cuando, alguien jugara con nuestro propio destino desde alguna parte. Si Dragó recupera su agenda, seguiremos con el tema...

sábado, 24 de octubre de 2009

Cruzar la frontera


Tarde o temprano hay que armarse de valor y cruzar la frontera: afrontar ese reto que sólo uno conoce y que aparece de cuando en cuando en mitad de los sueños. Para atravesar la frontera hay que dar lo mejor de uno mismo, tomarse en serio y confiar en las propias posibilidades. Al menos hay que intentarlo, no buscar excusas para continuar viendo pasar la vida desde el sillón de la sala de estar. Si uno renuncia a ello corre el riesgo de quedar convertido en figura de piedra, la caricatura inanimada de ese personaje encantado de haberse conocido y que es sombra de lo que hubiera podido ser. Hay que despertar! Menos televisión y más literatura. Se acabo leer el horóscopo por las mañanas aunque sea por mera costumbre.

El que no se adapta a los cambios se expone sin remedio a perecer en las aguas del conformismo, que son templadas y limpias en apariencia pero que el día menos pensado se tornan gélidas y verdosas. No hay mayor rebeldía que la de seguir el propio camino. Además, casi nunca es tarde para el cambio, para subirse en la diligencia de John Ford entre forajidos, hombres de negocios y borrachines y probar fortuna al otro lado del río, a salvo de las flechas de los indios, donde la ciudad está todavía por hacer y todo el mundo es bienvenido.

La vida en el otro lado de la frontera nunca fue fácil, pero tampoco aburrida. Y aquel ha sido y es un terreno propicio para la suerte, para que el azar nos premie de la forma más inesperada y, sobre todo, para encontrar otra vez el sentido a las pequeñas cosas de la vida. Sólo en ese lugar enigmático situado más allá de la frontera somos enteramente libres, podemos reir y llorar sin ocultar el rostro y, en el caso de que nos apetezca, podemos ver el tiempo pasar como cuando éramos niños, entre juegos y ensoñaciones que a nadie molestan.

domingo, 18 de octubre de 2009

Sincronicidad


Acabo, sin mucho entusiasmo, el último post de este blog, y lo titulo "El mundo perdido" (aparece fechado en jueves, que es cuando grabé la primera versión, pero en realidad lo he escrito en domingo). Quería hablar de las secuelas literarias y cinematográficas del relato de Conan Doyle que narra las aventuras del excéntrico profesor Challenger por tierras ignotas de sudamérica, en particular de la novela de Michael Crichton "Parque Jurásico" y de la película de animación "Up", pero al final me sale una especie de alegato en contra de la caza. Ya digo que mi voluntad me hace escribir cosas rarísimas, pero para eso esta el blog, para no dar la lata a los amigos y ahorrarme la tentación de ir al psiquiatra. El caso es que, por pura inercia, me levanto de la cama y enciendo la televisión. Tras hacer un poco de zapping, me quedo unos instantes a ver la RAI, no sé muy bien las razones de la elección. El presentador hace llamar, de entre el público, a una chica cuyo nombre no me acuerdo y que va medio disfrazada de arlequín, con un gorro de colorines. Por lo que parece, esta chica debe indicar a un grupo de gente, mediante mímica, el nombre de una película. Se trata de un concurso, de eso no hay duda. Por los gestos, el equipo participante averigua rápidamente que el nombre de la película en cuestión consta de tres palabras y que la segunda es "mondo". La chica arquea la espalda buscando con las manos algo en el suelo, pero por la cara que pone no es capaz de encontrarlo. Un miembro del grupo dice en voz alta "disparuto", pero la chica niega con la cabeza. Ella, erre que erre, hace como si intentara localizar con gesto de preocupación un objeto por el suelo del plató. Enseguida me doy cuenta de la respuesta, y al cabo de unos segundos mi sospecha se confirma: "Perduto... Il mondo perduto!", grita alborozado uno del grupo. Sin más dilación, apago el televisor, enciendo el ordenador, tecleo en la ventanita de google la palabra "sincronicidad" y, después de leer con atención alguna de las teorías que tratan de explicar este intrigante fenómeno, me pongo a escribir este post. Qué rara es la casualidad!

viernes, 16 de octubre de 2009

El mundo perdido


Frente a la innegable vulgaridad de la especie humana, al menos desde un punto de vista evolutivo, uno echa de menos la belleza y la grandeza de los dinosaurios. Es una pena que ese mundo perdido que en su día ideara Conan Doyle, situado en algún rincón de sudamérica, en el que habitarían animales prehistóricos en su entrorno natural, no deje de ser un puro sueño, una invención literaria.

Aunque a decir verdad, si ese lugar existiera verdaderamente y fuera descubierto, no pasaría mucho tiempo hasta que "por razones científicas", todos esos dinosaurios fueran a formar parte de los principales zoos y safaris del mundo, para deleite de las familias con niños y de National Geographic. El ser humano, además de perverso en muchos casos, es un depredador que no admite rivales procedentes del mundo animal. En occidente este debate intelectual no existe y se permite como algo normal, por ejemplo, que unos señores vayan al campo con escopetas para matar, por pura diversión, a mamíferos y aves que pasaban por allí. La crueldad no puede ser mayor.

Está claro que en el mundo que vivimos, éste es un problema menor ya que el objeto de la maldad humana es casi siempre otros seres humanos, pero en cualquier caso, el respeto por los animales debería también ser parte de nuestras reflexiones morales como individuos. Reflexiones que, en definitiva, deberían partir siempre de un profundo respeto a la vida como algo sagrado en cualquiera de sus manifestaciones. A estas alturas, sin embargo, no cabe hacerse muchas ilusiones: el mundo perdido es un lugar en el que, por desgracia, el ser humano no tiene cabida, al menos como especie.

domingo, 11 de octubre de 2009

El tiempo que pasa


Cae a plomo la tarde del domingo. Afuera se escucha el golpeo de la lluvia contra los tejados más próximos a la ventana. Apenas ocurrió nada en este día que merezca la pena ser recordado, la fecha en cuestión pasará a formar parte de esos días insignificantes en los que la vida pasó casi de refilón, sin hacer ruido. En este vacío tan del gusto de la psicología y del psicoanálisis, uno escribe sin mucho que decir, ajeno a inquietudes o preocupaciones, por ese impulso que parece nacer del puro hábito, de la reiteración de los propios actos. Ni siquiera me apetece planificar lo que haré durante la semana que se echa encima. Tal vez necesite, acaso de forma inconsciente, esta contemplación pasiva del tiempo que pasa para darme cuenta de algo importante para el futuro, pero por el momento no sé de que se trata. La tarde sosegada del domingo va llegando a su fin, Obama todavía se pregunta por qué le otorgaron el Premio Nobel de la Paz mientras Cristiano Ronaldo se lamenta al contemplar su tobillo hinchado. Afuera sigue lloviendo, ligera e intermitentemente, caen sin mucho brío unas cuantas gotas de lluvia al contacto de la madrugada.


martes, 6 de octubre de 2009

Otoño


No tengo mucho que decir sobre el otoño. Me parece una estación hecha a la medida de las personas, propicia para hacer amistades, cambiar de hábitos, percatarnos de que la vida puede mejorar si nos lo proponemos. De este periodo del año me gusta la naturaleza, tranquila y acogedora; los bosques se ponen preciosos por la combinación de tonos ocres, rojizos y verdes, mientras los caminos se convierten, tras las primeras caídas de las hojas, en mullidas alfombras por la que da gusto pasear. El otoño invita a vivir sin prisas, dormir más, perder el tiempo si uno lo quiere; se acabó ese corretear de un lado a otro tan propio del verano, estación del movimiento y de la conquista. También éste es un período que invita a la reflexión, a la escritura, a mirarse en el espejo de lo que somos y a indagar, de modo natural, en lo que nos gustaría ser. Diría que el otoño es la estación propia de la repetición, de la costumbre. No tengo mucho más que añadir en este sentido. Es un buen momento además para leer o releer una novela de Buzzati.

domingo, 4 de octubre de 2009

Madrid y el espíritu olímpico


La capacidad de autoengaño de todo un país, cuando los distintos medios de comunicación se ponen del mismo lado por supuesto patriotismo o corrección política, no tiene límites. ¿Qué justificaba que Madrid pretendiera celebrar unos juegos olímpicos tras la elección de Londres cuatro años atrás? Esto, que lo habría comprendido cualquier hipotético ser de fuera del planeta Tierra (por decir un sujeto completamente neutral a estos efectos), no lo entendió nuestro alcalde, empecinado en un proyecto condenado al fracaso desde el primer momento. Si a este amigo extraterráqueo le explican de qué van los juegos olímpicos y como se elige la sede cada cuatro años, nos hubiera dicho que Madrid, como ciudad europea, no tenía esta vez ninguna posibilidad. Que lo mismo en el 2020, bip beep bip biip.

Lo curioso del tema es que, con eso de que llegamos a la final, y de que la apertura del último sobre se produjo tras una hora y media de espera, a mí me entró un extraño gusanillo: "¿y si ganamos?" - me llegué a decir, en un comprensible ataque de autoengaño. Luego la realidad se impuso sin ninguna piedad, y en unos minutos volví a mi excepticismo inicial: "ya lo decía yo, no había nada que hacer". En cambio ahora, observado con frialdad, las posibilidades de Madrid en el futuro, ya sea el 2020 o el 2028 parecen reales, entre otras cosas porque caimos con dignidad y poniendo toda la carne en el asador, por usar el tópico.

Tal vez, como en el Quijote, la historia de olimpismo madrileño se pueda dividir en el futuro en dos partes; así como en la primera, el hidalgo manchego sale a conquistar el mundo y no hace más que recibir costaladas y coscorrones a causa de su locura (votaciones en Singapur y Copenhage), en la segunda, el hidalgo es tratado como si fuera un verdadero caballero, ya que las personas que se encuentran a su paso se han dejado seducir por su chifladura (en ese caso, los miembros del COI eligirían a Madrid arrastrados por la pura simpatía que despiertan los locos). Para entonces, lo mismo la ciudad se ha hundido por completo entre las zanjas, y lo que no es tampoco descartable, Raúl ha dejado de ser titular. En ambos casos se vería empañada la alegría por celebrar los juegos.

jueves, 1 de octubre de 2009

Mosaico de colores


El blog avanza, a la buena de Dios, sin más ánimo que el de constatar que el tiempo pasa y no hay mucho que hacer salvo esperar. Desde esta atalaya de dibujos y ocurrencias, nada tiene demasiada importancia, si acaso respetar el orden de los colores y la gramática de las ideas. Y aunque como hoy no tenga mucho que decir, salvo lo que estoy ahora diciendo, me parece un buen hábito escribir de vez en cuando para evitar la sensación de chocar, como una mosca de verano, en el cristal de la rutina de los días laborables. En el fondo intuyo que la voluntad va dictándome sus normas desde algún lugar recóndito del cerebro y yo soy un mero espectador de lo que va ocurriendo. Avanza geometría y color sin más demora, a través de un inofensivo mosaico de imágenes y palabras, con fidelidad a las leyes de Newton, a la ética de Spinoza y a la filosofía de Epicuro. ¡Vamos!