lunes, 28 de diciembre de 2009

Acerca del método


Como todo está relacionado, es normal que después de dar un paseo por el parque de "El Retiro", me salga en uno de mis juegos geométricos una especie de Parterre a la manera de Google Earth. También es curioso que Descartes (o Cartesius), el filósofo del método, haya aparecido por aquí o por allá en mis recientes y desordenadas lecturas navideñas.

Dicho esto, aunque parezca que nada tiene que ver con lo anterior, ¿qué hacer frente al tedio de la repetición? Una sencilla propuesta: jugar, ni más ni menos. En el juego nunca el resultado es el mismo exactamente, de ahí la imposibilidad del aburrimiento; además, por lo que a la parte estética se refiere, las bolas de billar configuran sin quererlo hermosos mosaicos de color durante los segundos que se deslizan por el tapete.

Cualquier sorpresa es posible cuando la mano que dirige el taco no pertenece a un robot. Sin imaginación, sin improvisación, la vida sería aburrida como un tratado de metafísica, como el discurso de un político común.


viernes, 25 de diciembre de 2009

Rompecabezas


Al frente de la voluntad, como servidora fiel de su proyecto oculto, nos guía la memoria por sus enrevesados caminos. Para saber que diablos pretende la voluntad, lo primero que hemos de hacer es entender la lógica que ordena y desordena nuestros recuerdos. A partir de ahí, nos será más fácil comprender los impulsos que, en el fondo, motivan nuestros actos.

Menudo rompecabezas en el que convierte nuestra vida la memoria, siempre tan caprichosa al elegir aquello que merece la pena recordarse de aquello que perecerá víctima del olvido.

Por cierto: qué fácil sería la vida si, de vez en cuando, pudiéramos seleccionar aquello que desearíamos olvidar. Fácil y pobre, claro, ya que lo que nos gustaría olvidar es casi siempre lo más importante, aquello que ha puesto a prueba nuestra fortaleza y, en definitiva, nos ha hecho ser como somos.

martes, 22 de diciembre de 2009

La voluntad tiene un plan


La voluntad tiene un plan, cada vez lo tengo más claro. De alguna manera, esta idea ya la había señalado aquí antes, pero hasta ahora no le había dado la importancia que se merece. ¿Qué significa esto? No lo sé exactamente, pero voy a seguir investigando.

Para empezar, tenemos un octógono azul, como antes surgió un octógono rojo prácticamente de la nada. De este hilo iré tirando a ver a donde me lleva. Creo haber identificado varias piezas del puzzle, pero todavía me falta por identificar otras para poder completar -y contemplar- todo el mosaico.

La voluntad tiene un plan. Ahora que lo sabemos, hay que ponerse manos a la obra para descubrir en qué consiste.

domingo, 20 de diciembre de 2009

Orden y caos


En las últimas semanas, he asistido -sin intervenir- a varias acaloradas conversaciones acerca de los pros y los contras de "facebook", ese gran hermano de las relaciones sociales. Lo curioso es que muchos de los que discuten del tema ni siquiera están en "facebook"; su posición consiste precisamente en defender la necesidad de no caer en esa tentación, como si una vez que uno se creara un perfil en internet no hubiera marcha atrás.

A mi "facebook" me parece un gran invento, pero es verdad que tiene objetivamente sus inconvenientes, como es la de mantener de forma artificial relaciones humanas virtuales que, por decirlo claramente, no llevan a ninguna parte y quitan muchas energías que podríamos utilizar para otra cosa. Pero a la vez, hay que reconocer que las redes sociales facilitan mantener verdaderas amistades que, de no existir esta vía de comunicación, correrían el riesgo de debilitarse paulatinamente debido a la distancia.

Ayer vi una película muy interesante en la filmoteca de luxemburgo, titulada "La escalera de caracol"; un drama psicológico de los años 40 que, a mi juicio, le da mil vueltas a la mayor parte de las películas modernas. Éramos cuatro en la sala para ver esta maravilla. Así de rara y peculiar me parece la experiencia de la amistad de verdad en comparación con la de las redes sociales, que sería algo así como ver un estreno de Hollywood rodeado de gente, tomando palomitas y coca-cola.

Como defensor a ultranza de las palomitas y lo que representan -el placer por el placer-, me gusta pasearme de vez en cuando por los laberintos y vericuetos de "facebook" para saludar, aunque no sea por este orden, a amigos, amiguetes, conocidos y gente de la noche. Pero es cierto que la amistad "de toda la vida", aquella en la que reconocemos las palabras de Epicuro en su carta a Meneceo, es tan necesaria para la felicidad como el aire lo es para la vida de los seres humanos (¡oye, qué bonito!).

Y ya con esto, me he vuelto a desviar como casi siempre de mi objetivo inicial al escribir este "post". "Orden y caos" se titula, y se inspira en un octógono rojo que vaya usted a saber que significa. En un principio, mi idea era dar por concluida una etapa del blog, ignoro muy bien con que propósito. Está claro que cada vez pinto menos en esta cosa maquinada desde algún lugar de mi subconsciente...

viernes, 18 de diciembre de 2009

Mirando al cielo


Caer para levantarse y después, mirar al cielo.

En esta época que nos toca vivir, cada vez se estila menos, y es una pena, dar las gracias al santo o virgen de turno por las cosas buenas que nos ocurren. Bueno, los equipos de fútbol lo hacen cada vez que ganan un título, si por tradición, creencia o superchería es lo de menos.

¿A qué o quién agradecer entonces la buena suerte que durante tanto tiempo nos fue esquiva? Ya sé que en el fondo, todo hay que deberlo a la voluntad, esa cosa que nos lleva de un lado a otro sin darnos mayores explicaciones. Pero mirar al cielo nunca está de más, por si las moscas.

jueves, 17 de diciembre de 2009

Túnel del tiempo


Casi por azar, he creado una suerte de túnel del tiempo pictórico...

Aprovecharé la circunstancia para reconquistar metafóricamente el pasado configurando un escenario propicio para ello. Me imagino un despacho enmoquetado y repleto de estanterías con libros; en uno de sus lados, pegada a la pared, una mesa en la que poder escribir y dibujar, algunas plantas de bonitos colores y unas figuritas hechas de ámbar.

Un sofá junto a la luz me ayudará en la tarea. Aguarda en silencio Anaximandro, con su mano que desafía las supersticiones, Platón y Aristóteles, dialogando en voz baja, tal vez Dante desde el purgatorio, conversando con el poeta Virgilio, también Spinoza, geómetra de la libertad y hombre polémico a su pesar, seguramente Kant en una de sus reflexiones críticas y prácticas, y por último, para no aburrir más, el tembloroso y brillante Kierkegaard, hombre angustiado por la propia angustia.

Antes de ello, para no perder las buenas costumbres, habrá un poco de turrón, regalos que compartir y pacharán. Cada cosa a su tiempo.

miércoles, 16 de diciembre de 2009

Paréntesis geométrico


Dos días dándole vueltas a la idea del mal, a la naturaleza del odio, y nada... Será en una próxima entrega o tal vez nunca, ya me cansé de buscar una manera digna de incluir el tema de la violencia en este blog. Y además, ¿para qué? ¿a quién le importa lo que yo pueda opinar acerca del ataque que sufrió el otro día Berlusconi en Milán?

A falta de temas, un paréntesis geométrico, que no es argumento para comentar ni falta que hace. Libertad de autor para no decir nada, por lo menos hasta que se me ocurra algo interesante. Uno escribe en estos casos a la espera de un lapsus o de una idea brillante con la confianza de que el cerebro siga trabajando por su cuenta.

En breve volveré a pintar. El tiempo pasa rápido y hay que buscar artimañas para ralentizar su carrera. Esta década se consumió con la celeridad a la que arde el papel, veloz como un relámpago. Me pongo mañana mismo con el pincel, a plantar batalla.


lunes, 14 de diciembre de 2009

Paisaje imaginado



Siempre hay un paisaje real para acomodar un paisaje imaginado.

Tras el último recodo del camino, flanqueado por árboles centenarios, aguarda una explanada de hierba que conduce a las ruinas de lo que fue un pequeño castillo medieval. A lo lejos se escuchan las aguas de un riachuelo. No se ve a nadie por los alrededores.

El viento azota las ramas más altas de los árboles, los pájaros llenan el aire con sus alegres diálogos matinales, la luz de la mañana se cuela por los huecos de los troncos secos que, junto al camino, ofrecen refugio y alimento a diminutos y coloridos insectos.

Vivir para imaginar, soñar con la naturaleza y buscar momentos de reposo allí donde la tranquilidad y la armonía son imperturbables.

domingo, 13 de diciembre de 2009

Voluntad y emociones


Si la noche es de la multitud, esto es, de nadie y todos a la vez, la mañana hay que reservarla a ese individuo que, mal que nos pese en muchas ocasiones, piensa, siente y actúa desde el móvil escenario de nuestro cuerpo, y que la costumbre nos ha hecho identificar con nuestra propia persona.

Es ese cuerpo, conjunto animado de piel, cartílagos, huesos, vísceras, arterias y agua, el que hay que tratar con esmero por uno mismo, es decir, la voluntad de la que hablaba Schopenhauer, para que ésta se pueda sentir en condiciones de llevar a cabo ese proyecto oculto que anida dentro de sí, y de cuya ejecución nos encargamos casi a ciegas, sin saber en el fondo ni el origen ni el destino de sus actos.

Entre medias de ambos, como eslabón imprescindible para pasar de lo imaginado a lo realizado, se encuentran las emociones, verdaderos dueños de esa conciencia cuya existencia sólo conocemos a través del lenguaje. A veces es extraño, hay que reconocerlo, convivir con esa forma invisible de energía -la voluntad- que a fuerza de identificarse con uno mismo, nos hace sufrir y padecer de manera tan injusta.

A diferencia de la noche, territorio de la colectividad, la mañana es un buen momento para estar solo, y de esta guisa, experimentar la rara sensación de sentirse acompañado únicamente por la naturaleza. Una sencilla caminata entre árboles puede ser, ¿por qué no?, una buena manera de ordenar los sentimientos y eliminar aquellas idean que flotan inútilmente sobre nuestras cabezas y nos impiden avanzar en nuestros proyectos de vida con serenidad.

Conviene de vez en cuando inventarse un camino por el que pasear mientras se respira el aire tranquilo de la mañana. Se trata sin más de alejarse por unas horas del ruido de las propias preocupaciones, de vivir al margen de esa dictadura sentimental contra la que nuestra razón puede hacer tan poco.

viernes, 11 de diciembre de 2009

Ahora o nunca



El fin de mundo se acerca, así lo indica el calendario Maya con toda precisión.

Por esta razón, urge más que nunca que la fortuna sonría a España y nos llevemos de una vez por todas el mundial.

La cuenta atrás para Sudáfrica ya empezó: Honduras, Suiza y Chile aguardan en el camino, después vendrá con toda probabilidad Brasil, Portugal o Costa de Marfil. Si pasamos el cruce, nos encontraremos con los tan temidos cuartos de final. De ahí a la final habrá sólo dos pasos. El cielo y el infierno comparten la misma puerta de entrada.

Es tiempo de soñar con este reto, con este desafío histórico. Aquel penalty que falló Eloy Olaya el año que leí "La historia interminable" debe pasar al olvido para siempre.

Ojalá nos acompañe la suerte. Esta vez, sí.


lunes, 7 de diciembre de 2009

Entre papeles


Languidece "geometría y color" entre trámites, formalidades y fotocopias. Después de varias semanas yendo de aquí para allá para sellar tal documento o conseguir otro formulario que hay que rellenar lo antes posible, quien sabe si no habrá que cerrar el blog o llamarlo de otra forma, tipo "attestations et délais". La burocracia va consumiendo mis energías poco a poco, no hay espacio para otra cosa. Papeles, papeles, papeles.

Más papeles.

Espero que la llegada de las Navidades ponga fin a este período de inactividad creativa.

Mientras tanto, ahí sigo, entre papeles. Volveré!

domingo, 29 de noviembre de 2009

Anochece en la Cour


Mañana, día de papeles.

Otro lunes más, para algunos será el primero, para otros el último, para la mayoría simplemente un lunes de entre tantos. La institución permanece, impávida ante la lluvia y el frío, a la vanguardia de este proyecto común que hemos convenido en llamar Unión Europea.

Curioso destino deber partir el día antes de que todo empiece a cambiar, lo primero, el nombre del lugar.

No hay tristeza ni alegría: sólo papeles que rellenar, papeles que conservar, papeles que reciclar. Luego habrá que modificar, si acaso, la hora del despertador; lo demás se hará con tranquilidad, tras un actimel y un zumo de naranja.

Ahora está anocheciendo. Un ejército de cables, terminales de ordenador, impresoras y fotocopiadoras aguardan entre muros silenciosos a que, con la primera luz de la mañana, todo vuelva a ponerse en marcha.

Extraño lunes con aire de viernes, víspera de un falso fin de semana en Bruselas. Aunque todo es casualidad, a veces no lo parece. Veremos como acaba la cosa.

lunes, 23 de noviembre de 2009

Violetas kantianas


Atrapado por las obligaciones en esta semana de lluvias, para deleite de mi parte kantiana. Me pregunto si escribir este blog es un deber moral, o al menos un debercillo. No lo sé, dice mi parte socrática, y así andamos. Según Kierkegaard, no habría duda: cada día hay que escribir por lo menos una línea, aunque sea para hundirse en reflexiones que no llevan a ninguna parte. Tras las nubes de noviembre llegará el color, la tranquilidad, una sonrisa de agua, naranjas y violetas en el desayuno de media mañana. Luego, un paseo por el bosque entre hojas secas y músicas del mundo. Todo llegará.

martes, 17 de noviembre de 2009

Fantasías vascas


A veces, como Elizabide el Vagabundo, uno sueña con volver al hogar, tras recorrer medio mundo a la buena de Dios, y dedicar el tiempo a cuidar el jardín y mirar las estrellas.

*

Andrés Hurtado sube a la azotea de Iturrioz y éste le habla, mientras riega las plantas, de Kant, de Schopenhauer, de Nietzsche. Hurtado se pregunta burlonamente si esa azotea no será en realidad el jardín de Epicuro.

**

Se divisan a lo lejos las luces de Rascafría. Ya está anocheciendo. En la búsqueda de su "camino de perfección", Fernando Ossorio tendrá la oportunidad de llegar hasta Toledo y quedarse ensimismado con el misticismo de El Greco. Pero antes pasará la noche al raso en compañía de un alemán meditabundo con el que charlará de la doctrina de Lutero y de otros temas igual de ligeros.

***

Son apuntes de pasajes de relatos de Baroja que me gusta asociar sin ton ni son. Con el paso del tiempo, nada hay mejor para comprender la propia realidad que dejarse llevar por los recuerdos literarios y aceptar que, en el fondo, tan reales fueron las personas con las que hicimos amistad en un determinado periodo como los personajes de novelas que nos han acompañado tras el final de la historia en la que los encontramos.

Es como si, con el paso del tiempo, lo vivido a través de la literatura adquiriera una apariencia de realidad difícil de ignorar. Esa apariencia de realidad es la que permite, por ejemplo, que pensadores y filósofos de todas las épocas puedan dialogar entre sí a lo largo de los siglos, compartiendo el mismo afán de dar respuesta a una curiosidad común.

martes, 10 de noviembre de 2009

El arcoiris


Laberintos de colores, un ángel de piedra y ahora, el arcoiris. El inconsciente sigue a lo suyo y como persona obediente que soy, trato de darle cabida en este ventanal de frases y formas, este lugar en medio de ninguna parte al que me asomo de vez en cuando con la ilusión de pasar un rato agradable.

Me desvelo en mitad de la noche con un peculiar pensamiento: nada es más artificial que la realidad. Me refiero, en concreto, a esa realidad que nos meten por la televisión cada día, semana a semana, y que nos impide desarrollar plenamente nuestra subjetividad. ¿Acaso puede salir uno de esa tela de araña conformada por la agenda de los políticos, los índices bursátiles, las catástrofes naturales, las novedades en la cartelera, el estado de salud de los famosos? Por suerte, digo yo, siempre nos queda el deporte, esa válvula de escape de la sociedad en el que todos los que queremos nos sentimos parte de forma apasionada. Sin los campeonatos de fútbol, por ejemplo, ¿como sobrevivir al tedio de los domingos, como canalizar la identidad propia aceptando y reconociendo de buena gana las otras?

Cada cual tendrá su propia pasión, claro: leer betsellers en cubierta de tapa dura y con letras enormes, escalar inhóspitas montañas por vías nunca antes inexploradas, descubrir los mejores restaurantes del mundo viajando en caravana. Las personas sin verdaderas pasiones son nocivas socialmente, ya que tienden a rechazar las aficiones de los demás, quitándoles la importancia que éstas tienen o ridiculizándolas sin más. Por eso es terrible que el devenir de nuestras sociedades esté en manos de los políticos profesionales ya que, por lo general, esta gente hace de la cosa pública su prioridad y no es capaz de desarrollar plenamente una afición.

Volvamos al arcoiris. En un día lluvioso, aparecen en el cielo, de repente, unos inmensos rayos de luz que dibujan ante nuestros ojos una precioso círculo de colores. Es un fenómeno atmosférico de lo más común, evidentemente, pero mirado de otra forma es también un signo, una señal, una sugerencia. Mientras los políticos a los que me refería nos aburren con su absurda retórica, la naturaleza nos habla con su lenguaje sencillo y directo. Ahora es un buen momento, ¿y por qué no?, para aprovechar el tiempo y retomar una afición que teníamos olvidada o iniciar una que nunca nos atrevimos a empezar.

domingo, 8 de noviembre de 2009

Cuadernos de viaje: la fontana y el ángel


Desde uno de los puentes del Tíber, un ángel de piedra parece velar por el bienestar de los habitantes de la ciudad eterna. Y uno diría, poniendo literatura al relato, que también de los turistas que previamente han pagado el pequeño impuesto pergeñado expresamente para ellos: una moneda que se arroja de espaldas a las aguas turquesas de la fontana de Trevi. Dejando a un lado al ángel me pregunto, recordando cada una de las veces que he visitado esa fuente: ¿Habrá algún lugar en el mundo en el que sea tan fácil reconocer el cándido espíritu de la condición humana? La cuestión en sí misma podría parecer exagerada. Sin embargo, es cierto que todos somos, en última instancia, el reflejo de nuestras propias ilusiones, y en ese mágico enclave es difícil escaparse a la tentación de soñar que, lanzando una moneda al aire, ese deseo oculto que guardamos dentro puede hacerse realidad.

Muy sobrio ha de ser aquél que, contemplando por primera vez la fuente desde la escalinata de piedra, no sienta algo especial en su interior. Aunque es verdad que, si con anterioridad a ese momento, el visitante introdujo su mano en la "bocca de la veritá", se imaginó la lucha de los gladiadores en el Coliseo, se adentró en las profundidades de las catacumbas, emuló a los emperadores paseando por los foros y por el palatino, se emocionó al descubrir el Panteón de Agripa, se quedó sin habla ante los frescos de la capilla sixtina, se le puso un nudo en la garganta al acercarse a la piedad de Miguel Ángel, y en fin, se le nubló la vista al divisar el horizonte desde lo alto de la cúpula de San Pedro, es muy posible que la fontana de Trevi le parezca un bonito lugar en el que estirar las piernas y tomarse un trozo de pizza.

Y ya, volviendo al ángel, una pequeña reflexión: la próxima vez que vaya a Roma, además de lanzar a la fontana de Trevi la moneda de rigor, deseando que algún sueño perezoso se convierta en realidad, me dirigiré a las cercanías del Castillo de Sant Angelo para contemplar otra vez esa figura de piedra que parece custodiar el bienestar de los habitantes de la ciudad. Su mirada solemne, desafiante al tiempo, es, sin más, una invitación a hacer lo que pocos hacen por allí: pasear tranquilamente por las calles y recovecos de la ciudad ajeno al ruido de los coches y al trasiego de la multitud.

jueves, 5 de noviembre de 2009

Laberintos (versión cibernética)


Desde luego, el ordenador tiene mucho más arte que yo...

Ya sería gracioso que, con un click de ratón, la computadora mejorara también mi prosa. Tiempo al tiempo.

lunes, 2 de noviembre de 2009

Laberintos


Intuyo, sin tener muchos argumentos para ello, que en virtud de un extraño principio, cuando salimos, tras mucho fatigar, de un laberinto en el que nos hemos metido casi por casualidad, tendemos por lo general a meternos en otro todavía mayor, pero esta vez de modo consciente. Es decir, cuanto más nos cuesta salir de un determinada situación problemática, más proclives somos a embarcarnos en otra empresa aún más complicada. Pero qué raros somos!

lunes, 26 de octubre de 2009

A vueltas con la casualidad


En el penúltimo post de su blog "Dragolandia", el escritor Fernando Sánchez Dragó comenta unos e-mails que ha recibido tras la publicación de una foto suya en el periódico, en la que sale con su mujer en una pose un tanto transgresora: "La gente saca punta a cualquier cosa. No falta a los autores de estos textos lo que Pascal llamaba 'esprit de finesse'. Bienvenido sea frente al "de geometrie" que todo lo invade en estos tiempos. Sincronicidad, decía Jung. Situaciones de emergencia espiritual, corroboraba Grof. Fenómenos de convergencia, añado yo".

Y casi al final del texto, apunta: "Sincronías, fenómenos de convergencia: nada rejuvenece tanto como volver a empezar. Quien pierde su agenda, como yo acabo de hacerlo, convierte su vida en una página en blanco. Sensación de libertad: la de echarse al camino, como decía Baroja al comienzo de sus memorias, silbando y con la chaqueta al hombro. Todo por delante, todo por hacer, nada que deshacer. 'Incipit vita nova'."

Qué rara es la casualidad. Está claro que sólo encontramos aquello que busca nuestro inconsciente, esa suerte de voluntad que controla una parte recóndita de nuestro cerebro y que decide en última instancia por nosotros. Nada hay de mágico en esos fenómenos de convergencia a los que alude el escritor. Yo lo veo de esta manera: Dragó pierde su agenda en un tren, y como está bastante fastidiado, hace un llamamiento a los lectores a través de su blog.

Para mí, el escritor está buscando la casualidad, apelando al azar de todos los modos posibles a ver si suena la flauta. Y claro, no puede evitar sacar el tema de la sincronicidad. Pero primero necesita hablar de otra cosa para que no sé note mucho lo que realmente pretende, y por eso hace alusión a unos comentarios que alguien le hizo a propósito de la foto que sale en un periódico. Claro, no podría decir en su blog: "Qué rabia, perdí la agenda el otro día y no sé que hacer". Le da la vuelta a la tortilla y, tras decir donde y cuando se dejó exactamente dicha agenda, considera que en cualquier caso perderla es una cosa magnífica (con cita a Baroja, siempre al quite). Sea como fuere, el mensaje S.O.S está lanzado, a ver si ahora la suerte sonríe al escritor, y por "casualidades de la vida", alguien encuentra la agenda de marras.

Por mi parte, he encontrado con esto un argumento para volver a reflexionar sobre la sincronicidad, que es un fenómeno que durante un tiempo me ha dado muchos quebraderos de cabeza. A veces me ha pasado que, caminando por la calle, he pensado en alguien de forma caprichosa, alguien a quien no he visto en semanas o meses. Cuando esa persona ha aparecido de repente, a la vuelta de la esquina, y me ha ocurrido varias veces, me ha dado por pensar cosas raras. Nada puede haber de mágico o sobrenatural en todo esto y, sin embargo, es como si, de vez en cuando, alguien jugara con nuestro propio destino desde alguna parte. Si Dragó recupera su agenda, seguiremos con el tema...

sábado, 24 de octubre de 2009

Cruzar la frontera


Tarde o temprano hay que armarse de valor y cruzar la frontera: afrontar ese reto que sólo uno conoce y que aparece de cuando en cuando en mitad de los sueños. Para atravesar la frontera hay que dar lo mejor de uno mismo, tomarse en serio y confiar en las propias posibilidades. Al menos hay que intentarlo, no buscar excusas para continuar viendo pasar la vida desde el sillón de la sala de estar. Si uno renuncia a ello corre el riesgo de quedar convertido en figura de piedra, la caricatura inanimada de ese personaje encantado de haberse conocido y que es sombra de lo que hubiera podido ser. Hay que despertar! Menos televisión y más literatura. Se acabo leer el horóscopo por las mañanas aunque sea por mera costumbre.

El que no se adapta a los cambios se expone sin remedio a perecer en las aguas del conformismo, que son templadas y limpias en apariencia pero que el día menos pensado se tornan gélidas y verdosas. No hay mayor rebeldía que la de seguir el propio camino. Además, casi nunca es tarde para el cambio, para subirse en la diligencia de John Ford entre forajidos, hombres de negocios y borrachines y probar fortuna al otro lado del río, a salvo de las flechas de los indios, donde la ciudad está todavía por hacer y todo el mundo es bienvenido.

La vida en el otro lado de la frontera nunca fue fácil, pero tampoco aburrida. Y aquel ha sido y es un terreno propicio para la suerte, para que el azar nos premie de la forma más inesperada y, sobre todo, para encontrar otra vez el sentido a las pequeñas cosas de la vida. Sólo en ese lugar enigmático situado más allá de la frontera somos enteramente libres, podemos reir y llorar sin ocultar el rostro y, en el caso de que nos apetezca, podemos ver el tiempo pasar como cuando éramos niños, entre juegos y ensoñaciones que a nadie molestan.

domingo, 18 de octubre de 2009

Sincronicidad


Acabo, sin mucho entusiasmo, el último post de este blog, y lo titulo "El mundo perdido" (aparece fechado en jueves, que es cuando grabé la primera versión, pero en realidad lo he escrito en domingo). Quería hablar de las secuelas literarias y cinematográficas del relato de Conan Doyle que narra las aventuras del excéntrico profesor Challenger por tierras ignotas de sudamérica, en particular de la novela de Michael Crichton "Parque Jurásico" y de la película de animación "Up", pero al final me sale una especie de alegato en contra de la caza. Ya digo que mi voluntad me hace escribir cosas rarísimas, pero para eso esta el blog, para no dar la lata a los amigos y ahorrarme la tentación de ir al psiquiatra. El caso es que, por pura inercia, me levanto de la cama y enciendo la televisión. Tras hacer un poco de zapping, me quedo unos instantes a ver la RAI, no sé muy bien las razones de la elección. El presentador hace llamar, de entre el público, a una chica cuyo nombre no me acuerdo y que va medio disfrazada de arlequín, con un gorro de colorines. Por lo que parece, esta chica debe indicar a un grupo de gente, mediante mímica, el nombre de una película. Se trata de un concurso, de eso no hay duda. Por los gestos, el equipo participante averigua rápidamente que el nombre de la película en cuestión consta de tres palabras y que la segunda es "mondo". La chica arquea la espalda buscando con las manos algo en el suelo, pero por la cara que pone no es capaz de encontrarlo. Un miembro del grupo dice en voz alta "disparuto", pero la chica niega con la cabeza. Ella, erre que erre, hace como si intentara localizar con gesto de preocupación un objeto por el suelo del plató. Enseguida me doy cuenta de la respuesta, y al cabo de unos segundos mi sospecha se confirma: "Perduto... Il mondo perduto!", grita alborozado uno del grupo. Sin más dilación, apago el televisor, enciendo el ordenador, tecleo en la ventanita de google la palabra "sincronicidad" y, después de leer con atención alguna de las teorías que tratan de explicar este intrigante fenómeno, me pongo a escribir este post. Qué rara es la casualidad!

viernes, 16 de octubre de 2009

El mundo perdido


Frente a la innegable vulgaridad de la especie humana, al menos desde un punto de vista evolutivo, uno echa de menos la belleza y la grandeza de los dinosaurios. Es una pena que ese mundo perdido que en su día ideara Conan Doyle, situado en algún rincón de sudamérica, en el que habitarían animales prehistóricos en su entrorno natural, no deje de ser un puro sueño, una invención literaria.

Aunque a decir verdad, si ese lugar existiera verdaderamente y fuera descubierto, no pasaría mucho tiempo hasta que "por razones científicas", todos esos dinosaurios fueran a formar parte de los principales zoos y safaris del mundo, para deleite de las familias con niños y de National Geographic. El ser humano, además de perverso en muchos casos, es un depredador que no admite rivales procedentes del mundo animal. En occidente este debate intelectual no existe y se permite como algo normal, por ejemplo, que unos señores vayan al campo con escopetas para matar, por pura diversión, a mamíferos y aves que pasaban por allí. La crueldad no puede ser mayor.

Está claro que en el mundo que vivimos, éste es un problema menor ya que el objeto de la maldad humana es casi siempre otros seres humanos, pero en cualquier caso, el respeto por los animales debería también ser parte de nuestras reflexiones morales como individuos. Reflexiones que, en definitiva, deberían partir siempre de un profundo respeto a la vida como algo sagrado en cualquiera de sus manifestaciones. A estas alturas, sin embargo, no cabe hacerse muchas ilusiones: el mundo perdido es un lugar en el que, por desgracia, el ser humano no tiene cabida, al menos como especie.

domingo, 11 de octubre de 2009

El tiempo que pasa


Cae a plomo la tarde del domingo. Afuera se escucha el golpeo de la lluvia contra los tejados más próximos a la ventana. Apenas ocurrió nada en este día que merezca la pena ser recordado, la fecha en cuestión pasará a formar parte de esos días insignificantes en los que la vida pasó casi de refilón, sin hacer ruido. En este vacío tan del gusto de la psicología y del psicoanálisis, uno escribe sin mucho que decir, ajeno a inquietudes o preocupaciones, por ese impulso que parece nacer del puro hábito, de la reiteración de los propios actos. Ni siquiera me apetece planificar lo que haré durante la semana que se echa encima. Tal vez necesite, acaso de forma inconsciente, esta contemplación pasiva del tiempo que pasa para darme cuenta de algo importante para el futuro, pero por el momento no sé de que se trata. La tarde sosegada del domingo va llegando a su fin, Obama todavía se pregunta por qué le otorgaron el Premio Nobel de la Paz mientras Cristiano Ronaldo se lamenta al contemplar su tobillo hinchado. Afuera sigue lloviendo, ligera e intermitentemente, caen sin mucho brío unas cuantas gotas de lluvia al contacto de la madrugada.


martes, 6 de octubre de 2009

Otoño


No tengo mucho que decir sobre el otoño. Me parece una estación hecha a la medida de las personas, propicia para hacer amistades, cambiar de hábitos, percatarnos de que la vida puede mejorar si nos lo proponemos. De este periodo del año me gusta la naturaleza, tranquila y acogedora; los bosques se ponen preciosos por la combinación de tonos ocres, rojizos y verdes, mientras los caminos se convierten, tras las primeras caídas de las hojas, en mullidas alfombras por la que da gusto pasear. El otoño invita a vivir sin prisas, dormir más, perder el tiempo si uno lo quiere; se acabó ese corretear de un lado a otro tan propio del verano, estación del movimiento y de la conquista. También éste es un período que invita a la reflexión, a la escritura, a mirarse en el espejo de lo que somos y a indagar, de modo natural, en lo que nos gustaría ser. Diría que el otoño es la estación propia de la repetición, de la costumbre. No tengo mucho más que añadir en este sentido. Es un buen momento además para leer o releer una novela de Buzzati.

domingo, 4 de octubre de 2009

Madrid y el espíritu olímpico


La capacidad de autoengaño de todo un país, cuando los distintos medios de comunicación se ponen del mismo lado por supuesto patriotismo o corrección política, no tiene límites. ¿Qué justificaba que Madrid pretendiera celebrar unos juegos olímpicos tras la elección de Londres cuatro años atrás? Esto, que lo habría comprendido cualquier hipotético ser de fuera del planeta Tierra (por decir un sujeto completamente neutral a estos efectos), no lo entendió nuestro alcalde, empecinado en un proyecto condenado al fracaso desde el primer momento. Si a este amigo extraterráqueo le explican de qué van los juegos olímpicos y como se elige la sede cada cuatro años, nos hubiera dicho que Madrid, como ciudad europea, no tenía esta vez ninguna posibilidad. Que lo mismo en el 2020, bip beep bip biip.

Lo curioso del tema es que, con eso de que llegamos a la final, y de que la apertura del último sobre se produjo tras una hora y media de espera, a mí me entró un extraño gusanillo: "¿y si ganamos?" - me llegué a decir, en un comprensible ataque de autoengaño. Luego la realidad se impuso sin ninguna piedad, y en unos minutos volví a mi excepticismo inicial: "ya lo decía yo, no había nada que hacer". En cambio ahora, observado con frialdad, las posibilidades de Madrid en el futuro, ya sea el 2020 o el 2028 parecen reales, entre otras cosas porque caimos con dignidad y poniendo toda la carne en el asador, por usar el tópico.

Tal vez, como en el Quijote, la historia de olimpismo madrileño se pueda dividir en el futuro en dos partes; así como en la primera, el hidalgo manchego sale a conquistar el mundo y no hace más que recibir costaladas y coscorrones a causa de su locura (votaciones en Singapur y Copenhage), en la segunda, el hidalgo es tratado como si fuera un verdadero caballero, ya que las personas que se encuentran a su paso se han dejado seducir por su chifladura (en ese caso, los miembros del COI eligirían a Madrid arrastrados por la pura simpatía que despiertan los locos). Para entonces, lo mismo la ciudad se ha hundido por completo entre las zanjas, y lo que no es tampoco descartable, Raúl ha dejado de ser titular. En ambos casos se vería empañada la alegría por celebrar los juegos.

jueves, 1 de octubre de 2009

Mosaico de colores


El blog avanza, a la buena de Dios, sin más ánimo que el de constatar que el tiempo pasa y no hay mucho que hacer salvo esperar. Desde esta atalaya de dibujos y ocurrencias, nada tiene demasiada importancia, si acaso respetar el orden de los colores y la gramática de las ideas. Y aunque como hoy no tenga mucho que decir, salvo lo que estoy ahora diciendo, me parece un buen hábito escribir de vez en cuando para evitar la sensación de chocar, como una mosca de verano, en el cristal de la rutina de los días laborables. En el fondo intuyo que la voluntad va dictándome sus normas desde algún lugar recóndito del cerebro y yo soy un mero espectador de lo que va ocurriendo. Avanza geometría y color sin más demora, a través de un inofensivo mosaico de imágenes y palabras, con fidelidad a las leyes de Newton, a la ética de Spinoza y a la filosofía de Epicuro. ¡Vamos!

miércoles, 2 de septiembre de 2009

Aquellos veranos en el pueblo...



Recuerdo aquellos veranos como si fueran eternos. Los pasábamos en familia en un pueblo de Segovia, cuyos días eran tan calurosos como frías las noches. A veces una tropa de mosquitos se adentraba en la casa de madrugada y todos amanecíamos con picaduras por todo el cuerpo. Luego los días parecían no tener fin, entre juegos, lecturas, excursiones en bicicleta y tardes enteras delante de la televisión. Los domingos íbamos a misa, escoltados por todas las viudas del pueblo, y a mí me daba la risa cuando el cura se ponía a cantar poniendo voz de falsete.

El fútbol ya ocupaba gran parte de mis preocupaciones; cuando el Madrid jugaba un torneo de verano, tipo el Ramón de Carranza, me daba una alegría inmensa ver los partidos por débil que fuera el rival (aunque normalmente me quedaba dormido en las segundas partes). Aparte del fútbol, pocas cosas me quitaban el sueño: no recuerdo, por ejemplo, haber hecho nunca deberes para el colegio, siempre me pareció que los libros de vacaciones "Santillana" estaban destinados para repetidores y nunca me di por aludido.

Tras un mes y pico de plácida rutina, llegaba por fin el día en el que había que recoger todos los cajones y mirar bien por debajo de la cama, por si se olvidaba algo. Volviamos a Madrid con el coche hasta los topes, norma de la casa; desde la ventanilla aun teníamos tiempo de ver los columpios metálicos que se extendían a lo largo del parque situado junto a la carretera. En un instante se desvanecía la realidad de todo un verano y al día siguiente tocaba madrugar, me da pereza sólo de recordarlo.

miércoles, 26 de agosto de 2009

Sherlock Holmes y la amistad


Si de algo sirven las vacaciones, además de para desconectar de la actualidad por unos días y dormir la siesta sin complejos, es para retomar el hábito de leer, ese gran placer que cuesta tanto esfuerzo cultivar el resto del año.

Siguiendo una extraña costumbre, comencé la temporada estival con el primer libro de Baroja que encontré por ahí, en este caso una novela titulada "Las noches del buen Retiro". En dicha novela se narran con la gracia y malicia típicas del autor las aventuras y desventuras de un grupo de aristócratas del Madrid de finales de siglo XIX, época en la que según se relata, para solventar una disputa de honor se recurría al duelo con espada o florete, con padrinos de testigos. Hay que reconocer que el duelo, con todo lo ridículo que nos pueda parecer hoy en día, era un medio de solucionar conflictos bastante rápido, que casaba bien con el románticismo imperante de la época.

A pesar del tono sarcástico de buena parte de la novela, que Baroja publica como si la hubiera escrito un tal Fantasio, la lectura de la misma y la de "Silvestre Paradox", del mismo autor, me dejó con una sensación agridulce en el cuerpo, ya que para el escritor español no existen los finales felices y a veces ni siquiera finales en sentido estricto, sólo una última página tras la que se ubica la contracubierta del libro y un montón de interrogantes.

Tras este repaso a la particular visión barojiana del ser humano -y de su versión más alambicada, el ser español- necesitaba en verdad una buena dosis de optimismo vital, así que no dudé en lanzarme a la reelectura de algunos cuentos de Sherlock Holmes. Frente a la moral confusa y falta de energía de buena parte de los personajes de don Pío, el más famoso de los detectives literarios se erige en un coloso en defensa de la razón, la justicia y, lo que es más importante todavía, la amistad.

En efecto, al margen de los prodigiosas deducciones que realiza Holmes para desenmascarar al asesino o ladrón de turno, lo que más me conmueve de las historias de Conan Doyle es la relación de amistad que une al detective y a su biógrafo y coinquilino de Baker Street, el Doctor Watson. Una amistad que, como ocurre muchas veces, nace del puro azar, se fortalece por la costumbre a pesar de la diversidad de caracteres y desemboca, con los años, en una admiración sincera inmune a todos los avatares de la vida.

domingo, 12 de julio de 2009

De paseo por la Mosela


Si todo es, sin más, geometría y color, todos somos, en alguna medida, geografía y lenguaje, producto y reflejo de un paisaje moldeado a través de una tradición y de un idioma. Me hacía esta reflexión antropológica, impropia del momento, cuando ya de madrugada nuestro barco-sala de fiesta culminaba los últimos metros del paseo por la Mosela, el río cuyas aguas bañan los pilares de los puentes de Trier (Treveris), ciudad fundada por los romanos hace 20 siglos.

La música de Michael Jackson comenzó a sonar en la zona de baile de nuestra embarcación, momento en el que me aparté de mis pensamientos previos para dejarme llevar por el pegadizo ritmo de "Billie Jean" con una ligero movimiento de pies y hombros. Pocos minutos después, el barco llegó a su destino de Schweich, el DJ se fue a tomar una mousse de chocolate y con ello se puso fin a un agradable paseo por la Mosela, este río evocador y discotequero.

Contemplando las tranquilas aguas del río, entre bailes y fuegos artificiales, me acordé sin venir a cuento de las fiestas típicas españolas, de lo extraño que me siento entre miles de personas que desean pasarlo bien sin un plan concreto, más allá de emborracharse o sortear las embestidas de un toro en mitad de la calle. ¿Qué pensará el alemán que tiene una casita en la ladera de la Mosela cuando vea las imágenes de los encierros de los sanfermines? Seguramente pensará en lo absurdo que resulta jugarse la vida por nada.

En este tema, como en tantos otros, no tengo una opinión definida, sólo me alegro de no sentir el gusanillo del riesgo por el riesgo. Eso sí, mañana a las 8 de la mañana no me perderé el encierro. La tradición y el corazón mandan.

domingo, 7 de junio de 2009

El Parlamento Europeo y la abstención


Para entrar en faena, un tema serio: las elecciones al Parlamento Europeo. Han cerrado los colegios electorales en España y parece ser que ha ganado el PDA ("Partido de la Abstención").

En mi humilde opinión, este hecho se explica si tenemos en cuenta que, como consecuencia de la enrevesada arquitectura institucional comunitaria, en Europa no se sabe muy bien quién manda ni cómo. Eso sí, lo que está claro es que el Parlamento Europeo ni elige directamente gobierno alguno (más allá de su aceptación del Presidente y de los miembros de la Comisión) ni está formado por los líderes de los partidos europeos.



¿Alguien se imagina, por ejemplo, que los socios del Real Madrid o del Barcelona fueran a las urnas a elegir los miembros de una junta directiva que no tuviera ni arte ni parte en la elección del presidente?

Más aún, ¿alguien se imagina que los candidatos para configurar esa junta directiva fueran personas consideradas "molestas" en sus empresas, cuya designación hubiera sido motivada por el deseo de alejarlas de los centros de toma de poder de su organización?

Y, para concluir con el simil, ¿alguien se imagina que en la campaña electoral para elegir a esta junta directiva no se hablara de fútbol, ni de fichajes, sino de otros asuntos ajenos a la contienda?

Si así fuera, ya me diréis quien iba a molestarse en depositar la papeleta en la urna: ni "el Tato".

Algo de esto ocurre en las elecciones al Parlamento Europeo: la mayor parte de los electores no saben a quién votan ni para qué, un alto porcentaje de los elegidos saben que su exilio a Bruselas es una especie de premio de consolación (muy bien pagado, por cierto), y para más ende, del contenido de las campañas se infiere que estas elecciones son una suerte de primer round de cara a los comicios legislativos nacionales.

Dicho lo cual, a mí me da pena cuando no puedo ir a votar, ya que por lo general me siento bien tras ejercer este derecho (como si, más que un derecho, se tratara de una obligación como ciudadano). Además, me resulta entrañable poder recorrer de vez en cuando los pasillos y las aulas de un colegio, y con la curiosidad del que se acerca a la exposición de un museo, contemplar los dibujos realizados por los niños sobre de la vida de los insectos, la tipología de los minerales y las clases de plantas de la región.