domingo, 25 de abril de 2010

Cenizas y dinosaurios


Mi pasión por lo "en aparencia inútil" no viene de ahora, ya de pequeño me gustaba reflexionar sobre cuestiones meramente teóricas, como la idea del infinito y la imposibilidad de comprender el tiempo del universo. En el colegio nos enseñaron una vez que, en relación con la vida del planeta, la aparición de los seres humanos se había producido solamente en el último minuto de un hipotético año que comprendiera todos los sucesos acaecidos en la Tierra, comenzando por la creación de los océanos y el surgimiento de los primeros seres unicelulares.

Recuerdo haberme planteado en aquellos momentos: si eso es cierto, ¿cuáles son las probabilidades de que me esté tocando a mí existir en el momento actual? ¡Qué casualidad que, después de millones de años, justo sea hoy el día de hoy y yo lo esté viviendo! A nadie le importaban mis reflexiones y enseguida el fútbol pasó a constituir una de mis mayores preocupaciones vitales, lo cual no ha cambiado desde entonces. Gran regalo de la providencia haber nacido en este continente y en este periodo histórico en el que el fútbol es tan importante para acompañar fielmente al sujeto social en las distintas etapas de la vida.

Pasión por lo inútil y tendencia a la dispersión, he aquí dos rasgos de mi personalidad. Es lo que tiene el balompié, que se cuela como un polizón en toda clase de pensamientos. A lo que iba: a partir de la idea del tiempo y la evolución de las especies en el planeta me vino a la cabeza, al hilo de la erupción del volcán de Islandia cuyas cenizas han paralizado el espacio aéreo europeo durante días, una de las teorías acerca de la desaparición de los dinosaurios, que liga este acontecimiento extraordinario a la caída de un meteorito en el territorio de México; es decir, se trataría de un hecho accidental y remoto con consecuencias gigantescas en todo el planeta.

Supongo que los paralelismos están lo suficientemente justificados como para que necesite extenderme más aquí. En todo caso, la veracidad de esta teoría vendría a enlazar con mis reflexiones previas acerca del azar. Por decirlo de alguna manera, el paso del tiempo unido al azar abocan sin remedio a crear cambios mayúsculos, cataclismos de imposible previsión. ¿Se puede provocar al azar para que nos sea propicio? La respuesta vendrá en una próxima entrega, caso de que, efectivamente, encuentre una respuesta a semejante pregunta.

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