domingo, 7 de febrero de 2010

Paréntesis dominical


De vez en cuando, un paréntesis. Es decir, un post desenfadado para bajar a la tierra y no continuar por sendas demasiado profundas. Este blog hay que leerlo con cierta distancia, sin sentido del humor es imposible comprender todas las contradicciones que encierra. La incoherencia está en su naturaleza, si tuviera algún fin concreto entonces debería perseguir algún patrón, revestirse de alguna forma determinada o abundar en ciertos contenidos. ¡Pero que aburrido sería hablar siempre de fútbol, o de mi mismo, o del propio blog! Ya sería gracioso, por cierto, que un blog tuviera como objeto exclusivo el propio blog, sería un blog metafísico, un meta-blog... Algún día me pondré con ello, o mejor no, por suerte sabemos desde Kant que la metafísica es un saber inútil, que no lleva a ninguna parte, aunque todavía haya cátedras que se dedican a su estudio.

Lo dicho, paréntesis de un domingo de febrero, un octógono dorado y virtual se asoma a esta ventana de luces con el propósito de enlazar lo que fue con lo que será, cuando la ciudad de piedra vuelva a ponerse en marcha.

No hay comentarios:

Publicar un comentario