lunes, 28 de diciembre de 2009

Acerca del método


Como todo está relacionado, es normal que después de dar un paseo por el parque de "El Retiro", me salga en uno de mis juegos geométricos una especie de Parterre a la manera de Google Earth. También es curioso que Descartes (o Cartesius), el filósofo del método, haya aparecido por aquí o por allá en mis recientes y desordenadas lecturas navideñas.

Dicho esto, aunque parezca que nada tiene que ver con lo anterior, ¿qué hacer frente al tedio de la repetición? Una sencilla propuesta: jugar, ni más ni menos. En el juego nunca el resultado es el mismo exactamente, de ahí la imposibilidad del aburrimiento; además, por lo que a la parte estética se refiere, las bolas de billar configuran sin quererlo hermosos mosaicos de color durante los segundos que se deslizan por el tapete.

Cualquier sorpresa es posible cuando la mano que dirige el taco no pertenece a un robot. Sin imaginación, sin improvisación, la vida sería aburrida como un tratado de metafísica, como el discurso de un político común.


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