jueves, 1 de julio de 2010

Tiempos modernos


Viendo las antiguas películas de Charlot, se diría que la felicidad es una especie de venganza. Venganza en este caso irónica y tierna contra la maldad, contra la mala suerte, contra las inclemencias del tiempo, contra las leyes injustas, contra la autoridad despótica, contra las máquinas que hay en la fábrica. El caso es permanecer de pie durante la tormenta, valga la metáfora. Y después de la misma, sonreir, mirar hacia adelante y prepararse para la llegada del siguiente golpe de infortunio. Para el vagabundo, la vida es un cúmulo de fatalidades que hay que superar porque no hay más remedio. No se trata de cambiar las cosas, de transformar la sociedad si es posible, se trata simplemente de sobrevivir, de no perecer por el hambre o por el frío. En una escena de "Tiempos modernos", se ve a Charlot leyendo tranquilamente el períodico en una celda de la cárcel. Cuando el director de la prisión le comunica al vagabundo que ya puede salir, éste mira al director desconcertado: "¿y no puedo quedarme un poco más? Me encuentro muy bien aquí". Que cada cual extraiga sus propias enseñanzas. De verdad, ¡qué complicada es la vida ahí afuera!

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