domingo, 15 de julio de 2012

Domingo en espiral


Ahora lo recuerdo como un domingo alegre y tranquilo. Fui como el poeta (uno de ellos) a correr por los bosques, tal vez  buscaba sin saberlo ese peculiar placer que se obtiene a partir del cansancio. En mitad de camino me paré a observar dos arcoiris que surcaban, casi en paralelo, el cielo de la ciudad: extraño fenómeno atmosférico (y lírico) que se produce por estas latitudes de vez en cuando. Después volví a casa y entre agua calentita y sales minerales (homenaje a Epicuro)  acabé un libro que tenía a medias desde hacía tiempo: una colección de relatos de Stefan Zweig. Casi todos acababan de manera trágica, marca de la casa, lo cual no me resultó del todo molesto ya que no soy amigo de las sorpresas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario