domingo, 17 de octubre de 2010

Contemplando el mar


Para contemplar el mar, basta cerrar los ojos. Mal asunto si a estas alturas el hombre no ha comprendido que su vida está hecha en su mayor parte de ficción y buenos deseos. El único problema real a menudo es evitar que las avispas se coman el filete con patatas de la comida. Los otros problemas, los insignificantes, los puede resolver el dinero. Si el Estado pudiera garantizar la justicia en las relaciones sociales, entonces haría bien el hombre en preocuparse de las cosas insignificantes. El tiempo es demasiado preciado como para perderlo en esas cosas. Pero claro, hay que ganarse la vida, hacer lo necesario para acumular el vil metal. A ello me consagraré en los próximos tiempos, ya que no tengo ganas de entrar en el lodazal en el que algunos viven por costumbre. Si me equivoco otra vez, supongo que pagaré por ello. Mi gran consuelo es saber que el dinero hace muy pobre a determinada gente.

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